Entrevista com Luís Varese
Jornalista, antropólogo e ex-representante da ACNUR no Brasil.
1.Qual a sua experiência/ Conte um pouco de sua
experiência com o estrangeiro/refugiado?
El tema principal del refugiado es
que pierde su tejido social. Esto quiere decir que pierde su entorno, sus
comidas, sus parientes, sus amigos el olor de su barrio o de su tierra. El
sonido de la radio de sus vecinos. Las amigas con las que lavaba la ropa, la
tertulia de la tarde con la mamá y las hermanas. El sabor de su café. El partido
de fútbol con los amigos o la televisión del bar y sus cervezas para ver a su
selección. La vida cotidiana con sus alegrías y sus tristezas, su trabajo y el
derecho a llevar un salario a la casa. Pierde lo más simple y lo más
fundamental de su vida. Esto ocurre de un momento a otro, sin planificarlo. Es
el cambio más violento que se pueda tener. Ella y él, su familia, tienen que
afrontar cambios brutales, inesperados para los que NADIE está preparado. NADIE
así con mayúsculas y mucho menos personas que no tienen militancia, personas
que creen que su país es el mundo conocido, personas que piensan que su mundo
es el único que existe y en el cual es posible vivir, personas campesinas que
se bañan en el río y que de golpe se encuentran en una ciudad fría y con una
agresividad desconocida.
Frente a ello el trabajo requiere
mucho afecto, mucho amor mucha ternura, mucha solidaridad. Sin esto no hay
ninguna posibilidad de restituir lo perdido o de crear un nuevo espacio. Este
trabajo requiere de mucha militancia humana, esa es mi experiencia con los y
las refugiadas y vale también para los migrantes pobres. Una experiencia de 24
años trabajando para buscar soluciones conjuntamente con las refugiadas y los
refugiados, las ONGs, el Estado y las Naciones Unidas, en este caso el ACNUR.
Quisiera añadir que me disculpen que
hable en primera persona, pero me parece importante decir que mi esposa, mis
hijos y yo hemos sido refugiados durante muchos años. En mi caso durante 20
años no pude regresar a mi país. Esto
nos permite tener una vivencia muy cercana con los refugiados y las refugiadas.
Sabemos lo que es estar como extranjero, perseguido en un país donde inicialmente
casi no se tienen relaciones.
Por otra parte mi experiencia con
exiliados se inicia cuando era periodista en Perú y muchos refugiados de
Brasil, Argentina, Uruguay y Chile estaban en Lima. Eran poetas, políticos,
escritores. Thiago de Mello y Darcy Ribeyro estaban entre ellos. Es mucho lo
que aprendí en ese periodo, pero esa es otra historia.
2.De acordo com sua experiência quando Representante do ACNUR, quais os grandes desafios na esfera das Políticas Públicas para o
acolhimento e integração do refugiado na América Latina?
Lo más importante es que las
políticas públicas sean incluyentes y efectivas con toda la población, no solo
para los refugiados, sino para toda la población en general. El acceso a la
salud y la educación son fundamentales. La educación permite velozmente la
integración de los niños y eso es un gran descanso espiritual, sicológico para
las familias refugiadas. El derecho al trabajo es básico, sin él no hay forma
de integrarse. En Rio Grande do Sul y en especial en Porto Alegre, la apertura es
muy grande. Lo importante es que no haya privilegios, pero tampoco
discriminación. Si hay privilegios, la población local se vuelve en contra y el
refugiado o se humilla o se vuelve dependiente. El derecho a la documentación
que le dé los mismo derechos es el otro elemento decisivo para la integración.
3.Como que o senhor vê o trabalho interdisciplinar frente ao
padecimento/sofriment
o desses sujeitos (refugiados)?
El trabajo humanitario tiene
que ser interdisciplinario. Es la combinación de muchas experiencias,
la psicología, la solución laboral, la medicina, la asistencia social, la
diplomacia.
No se puede entender un trabajo
humanitario si no es interdisciplinario. Pero también hay que recordar que no
hay éxitos, sucesos, sin una gran dedicación y mucho amor y solidaridad por la
gente. Eso es lo fundamental.